Lograr escribir sobre ti, finalmente,
aunque sòlo como cuerpo de mujer
adormecida e inmóvil.
Desorientado como estoy
a lo largo de este itinerario sin vías de fuga,
me quedo irremediablemente contenido
en nuestro vínculo ambiguo e ineliminable.
Alma de papel,
desesperada en el revelarse a la memoria,
disuelta por humillantes abdicaciones
y soberanas soledades,
extinta réplica del deseo
que transmigra
en una nueva convivencia subterránea
mientras transcurre esta desolada e irreverente
noche del sábado.
Desde los trópicos te pienso, entonces,
intacto destral
que llevo desde siempre
enredado al pensamiento,
como sincera necesidad estética
generada por mi tiempo
discontinuo y rebelde.
Exhausto de las constantes paràfrasis
de una sufrida normalidad,
me confío, por lo tanto, a nuestra historia
mistificando consumadas voluptuosidades
e inviolados misterios, sin querer ya comprender
qué parte irresuelta de mi vida
haya sobrevivido después de ti.
02 May