02 May
Tal vez la rocola funcionaba,
pero pensar no cuesta nada,
y me quedo mirando
mis manos
que se gesticulan por si solas,
sin un motor.
Mi amiga me mira
con cara de no entender.
A ella no le importa si estaré borracho
cuando le haré el amor,
sólo se volverá la cara…
No se preocupa
de mis dudas con la vida,
de la tristeza de un viaje sin regreso,
de las ganas de morir
iguales a su apetito,
de la ferocidad del aislamiento y la soledad.
Susurrará su repertorio de suspiros,
cancelando los reflejos del espejo,
con la mirada apoyada
en el dinero sobre la mesa de noche.